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ESPECTACULOS
6 de julio de 2012
G3 en Argentina
Domingo 14 de Octubre de 2012 - 20.00 hs
G3 regreso a la Argentina Joe Satriani, John Petrucci y Steve Morse Luna Park. G3 en Latinoamérica 2012 Jueves 11 de Octubre - G3 en Rio de Janeiro, Río de Janeiro, Brasil Viernes 12 de Octubre - G3 en Brasil, San Pablo, Brasil Domingo 14 de Octubre - G3 en Argentina, Ciudad de Buenos Aires, Argentina Sábado 20 de Octubre - G3 en Venezuela, Caracas, Venezuela Martes 23 de Octubre - G3 en México, México D.F., México Joe Satriani es un guitarrista de rock instrumental, que ocupa el lugar 26 en el ranking de los más grandes guitarristas de la historia según la Rolling Stone. Ha recibido 15 nominaciones a los Premios Grammy y ha vendido más de 10 millones de discos en todo el mundo. Según otros guitarristas ha conseguido dominar casi todas las técnicas de ejecución de su instrumento, incluyendo tapping a dos manos, sweep picking, volume swells, tap harmonics, etc. Además es reconocido como un gran profesor de guitarra, entre cuyos alumnos se incluyen: Steve Vai, Alex Skolnick (Testament), Carlos Buitrago y Kirk Hammett (Metallica). Joe Satriani ha sido reconocido desde sus inicios como un músico de elevadísimo nivel instrumental, desde su consolidación con el célebre disco "Surfing with the alien", lanzado a fines de los años '80. Su versatilidad, su limpieza y su creatividad a la hora de tocar y componer le han hecho merecedor de elogios de parte de un sin número de músicos famosos, en su mayoría colaboradores que han compartido escena con él. Uno de los más recordados elogios del último tiempo es el que Sammy Hagar, ex vocalista de Van Halen, emitió acerca de Joe Satriani, al referirse a él como "el mejor guitarrista con el que he tocado alguna vez", refiriéndose a su versatilidad para tocar hard rock, heavy metal, jazz y blues con igual facilidad y destreza. Sin embargo, Joe Satriani ha sido destacado no sólo como un gran guitarrista, sino también por su calidad de multiinstrumentista, plasmada en sus discos por sus ejecuciones de armónica, teclado, bajo, canto e, incluso, un solo de banjo en el concierto acústico que Stevie Ray Vaughan grabó para MTV en el año 1989, publicado en 1990. Su estilo ha trascendido en casi tres generaciones musicales, y a día de hoy es un respetado referente de la música moderna, tanto por sus discos como por sus clínicas y lecciones, en las que enseña a guitarristas de todo nivel su técnica a la hora de tocar. Se lo considera por los más audaces como uno de los padres del estilo shred, e incluso se le ha llegado a tomar como uno de los mejores guitarristas de todos los tiempos. Además, a diferencia de muchos guitarristas virtuosos, Joe Satriani no ejecuta sus pasajes veloces con alternate picking, sino con legato, siendo el máximo exponente de esta técnica en el panorama de la guitarra moderna. Steve Morse (Hamilton, Ohio, 28 de julio de 1954) es un guitarrista estadounidense. Desde 1994 forma parte de la legendaria banda británica de hard rock Deep Purple. Antes de unirse a dicho grupo, estuvo en Dixie Dregs y también tuvo una notable carrera como solista. Después de haber pasado por Dixie Dregs y Kansas se unió a Dave LaRue (bajo) y Van Romaine (baterista) para formar su propia banda, la Steve Morse Band. Aunque sigue siendo el guitarrista de Deep Purple también participa en Living Loud junto con antiguos músicos de Ozzy Osbourne y que se dedican a hacer versiones de éste a parte de temas propios. El estilo Morse pasa por el hard rock, heavy metal y el Jazz fusion y, por supuesto, está dentro del círculo de los guitarristas virtuosos llamados shredders. Llegó a Deep Purple durante la gira de su 25 Aniversario y recomendado por el mismísimo Joe Satriani, luego de que este último solo estuviera unos meses reemplazando al mítico guitarrista de los Purple: Ritchie Blackmore. John Petrucci (12 de julio de 1967) es el guitarrista de la banda de metal progresivo Dream Theater. Fue elegido como el n.º 2 en el libro The 100 Greatest Metal Guitarists (los 100 mejores guitarristas del Metal). El interés de Petrucci por la guitarra despertó al empezar a dar clases a los doce años. Fue tal la dedicación que tuvo para este instrumento, que llegó a practicar hasta ocho horas diarias con su colega y bajista John Myung. En el marco del éxito de su banda Dream Theater, ha logrado el reconocimiento y respeto de muchos músicos en el mundo debido a su notable habilidad para componer «estructuras musicales complejas y bellas». Prueba de esto, por ejemplo, es su incorporación en la gira G3 junto a Joe Satriani y Steve Vai, llegando a ser el guitarrista invitado que más veces ha participado en esta gira de guitarristas virtuosos. También se le atribuyen varias piezas de la New York Metal Orchestra o Trans-Siberian Orchestra, de la que ha sido parte en numerosas ocasiones junto a su banda Dream Theater. Actualmente, John Petrucci contribuye a la revista Guitar World con una columna mensual, y también contribuyó con la escritura de las partituras para los libros de "Images and Words" y "Awake", dos discos de Dream Theater.
G3: Satriani, Petrucci y Morse. Los instrumentos también hablan
Fecha: 19/10/2012 Autor: Víctor Spinelli La nueva edición del menage a trois de virtuosos de las seis cuerdas, ideado a mediados de los 90s por Joe Satriani, arrasó una vez más con el escenario del Luna Park. En esta ocasión, al talentoso guitarrista de Long Island se sumaron otros dos íconos del rock y metal instrumental: John Petrucci y Steve Morse. Sobre gustos, si bien hay mucho escrito, nada es definitivo. Probablemente nunca lo sea: hay quienes preferirán a los músicos sencillos, que pulsando y alargando algunas notas logran conmover, incluso, a los corazones más duros; habrá otros, más ansiosos quizás, que se sientan cómodos escuchando sólos desarrollados a velocidades vertiginosas. Otros, por su parte, condenarán rápidamente al olvido toda expresión musical en la que las palabras efectivamente pronunciadas no sean las protagonistas. Urge afirmar, entonces, que los instrumentos también hablan. En un idioma más complicado, quizás. En todo caso, hay que saber escucharlos. La velada – la segunda, el martes 16 de octubre – empezó puntual. A las 20, sin preámbulo alguno, Steve Morse y su eterno compañero de tablas, el también virtuoso – bajista – Dave LaRue, ya se acomodaban en la oscuridad de la gran sala que durante los siguientes 45 minutos sería su santuario. El hilo conductor de esta primera parte sería el hard rock sureño. El mítico guitarrista de los Dixie Dregs y actual de Deep Purple se lució, sobre todo, con temas de su etapa solista – de donde sale la mayor parte de su producción instrumental -: sonaron ‘Name Dropping’, ‘Highland Wedding’, ‘On the pipe’, ‘Vista Grande’, ‘John Deere Letter’, una hermosa pieza semi-acústica de estilo renacentista: ‘Baroquee n’ Dreams’, ‘Rising Power’ y ‘Stressfest’. Para cerrar su segmento, Morse eligió un clásico de los Dregs: el mega ochentoso ‘Cruise Control’, en el que el inigualable groove de LaRue fue fundamental. Así y todo, la performance del guitarrista oriundo de Ohio, no dejó mucho qué decir: la sensación fue de ‘previa’, de música de fondo, pasó más bien sin pena ni gloria. Quizás por su estilo relajado, o por el setlist más bien ‘tranquilo’. En algún punto terminó por aburrir. La irrupción de alguna pieza como ‘Runaway Train’ hubiese sido, seguramente, un buen antídoto contra esta especie de letargo en la que quedó sumido el público en los minutos posteriores a esta primera parte, mientras aguardaba a que el fundador de Dream Theater ocupara su puesto en el escenario. John Petrucci, que arrancó alrededor de las 21:15, logró animar un poco más el ambiente. El pelilargo e inflamado guitarrista rompió el hielo con un acierto: la poderosísima ‘Damage Control’. Después de los casi 10 minutos que duró la primera de su repertorio, el público estalló, listo para recibir de buena gana lo que restara. El guitarrista aprovechó entonces para presentar algunos temas nuevos, que formarán parte de su esperadísimo segundo disco: ‘Cloud Ten’, ‘Zero Tolerance’ y ‘Glassy Eyed Zombies’, recibidos con una mezcla de desconcierto y curiosidad que, al final, se sintetizó en grandes gestos aprobatorios y efusivos aplausos y ovaciones. La lista la completarían la pista que abre Suspended Animation, ‘Jaws of Life’ y el hitazo de su hasta ahora único disco en solitario: ‘Glasgow Kiss’. Sin dudas el show del metalero progresivo fue de alto vuelo. No hay que olvidar que, además, a Petrucci lo acompañaron Dave LaRue en bajo y el flamante y bestial nuevo baterista de Dream Theater, Mike Mangini. Sin embargo, el verdadero Maestro aun no subía al escenario. Pasadas las 22 llegó la verdadera clase de rock. Porque Joe Satriani es un tipo que sabe de rock. De buenas a primeras, el recinto nuevamente a oscuras, y arranca ‘Ice 9’. Luego, los clásicos fluyeron como el agua: la casi bailable ‘Satch Boogie’, ‘Flying in a Blue Dream’ – hermosa, hermosísima obra de arte -, ‘Crystal Planet’, o aquella canción de amor que todos quisiéramos componer llamada ‘Always with me, always with you’. También algo más nuevo, ‘God is Crying’, que incluyó un breve duelo de yeites con el excéntrico pianista – que no por nada supo formar en las filas de Zappa, y más tarde de Steve Vai -, Mike Keneally, que terminó con cada uno tocando su respectivo instrumento con los dientes: en guitarra, lo había visto. Ahora ¿en el piano? Supremo. La obligada demagogia llegó con ‘Crowd Chant’, y el momento cúlmine de Satch: ‘Surfing With the Alien’. Pero no sería un G3 sin el obligado ritual que le da sentido: la ‘G3 Jam’. En criollo: la zapada. Con momentos más apasionados y otros un poco más confusos y densos, desfilaron: ‘You really got me’ (The Kinks, popularizada por Van Halen), ‘White Room’ (Cream) y la que hace ya varias ediciones del ‘festival’ hace las veces de himno, anunciando el inminente final: ‘Rockin’ in the free world’, el clásico de Neil Young. Saliendo del Luna Park siempre es escuchan las mismas voces: que el sonido, que uno no tiene alma, que el otro mucho ‘piribiribiri’. Por eso es que urge recordarlo: los instrumentos hablan y, en muchos casos, el mensaje es mucho más puro y profundo que el de muchas palabras. Pero, claro, hay que saber escucharlo.
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