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6 de febrero de 2017
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Reflecting on the work of John Wetton
by Thom JenningsEl martes 31 de enero de 2017, la comunidad de rock progresivo perdió a otro gran músico, el legendario bajista John Wetton, cuyo inmenso legado incluye la integración del supergrupo de rock progresivo Asia. Wetton, también tocó con King Crimson, Uriah Heep, Roxy Music, Family, otro supergrupo superlativo como UK y las emblemáticas twin guitars de Wishbone Ash. A lo largo de su carrera, Wetton ha participado en cientos de álbumes.
A medida que perdemos más leyendas de la música de la década de los 70, es difícil no reflexionar sobre cómo su música impactó en la vida de los pueblos de casi todo el mundo saltando incluso la cortina de hierro. El deceso de Wetton es profundamente personal para mí, fue una de las primeras estrellas de rock que alguna vez conocí y que hizo que reuniera el coraje suficiente para llevar adelante una conversación que fuera más allá de la típica de receta del trivial meet-and-greet. El simbólico debut de Asia reunió a cuatro de los mejores músicos de rock progresivo, además de Wetton esta decirlo; dos eran de Yes, el Dios de la guitarra Steve Howe y el tecladista Geoff Downes (que a su vez constituyó una mitad de The Buggles) y finalmente a Carl Palmer parte del poderoso trío Emerson Lake & Palmer.
El primer álbum de Asia se lanzó en 1982, durante mi segundo año en la escuela secundaria, y mientras que la formación estelar del grupo podría sugerir que este habría sido rellenado con maratónicas ejecuciones instrumentales, en lugar de ello, se trató de un disco que refleja la tendencia musical de la época, canciones cortas y dulces que parecían hechas como traje a medida por un sastre para los inicios de la MTV. Las composiciones de Wetton capturaron las angustias, tristezas y desilusiones adolescentes cuyo mejor ejemplo es el exitazo "Calor del momento" que narra la pérdida de la inocencia.
La primera gira fue casi mágica, los atrapé en una de las primeras fechas en Rochester y me encontré de repente con la banda en una tienda de discos local antes del espectáculo. En una típica avalancha de fanáticos, me las arreglé para obtener mi disco firmado pero, lógicamente, sin poder lograr una mayor interacción con los miembros del grupo.
No fué sino hasta la mañana siguiente cuando los encontré a todos en el vestíbulo del hotel en que se alojaban. Yo era un ansioso adolescente nervioso, pero fue Wetton quien se detuvo y se tomó todo el tiempo para charlar conmigo sobre el show de la noche anterior. Siempre fuí un fan del grupo y su música, la banda de sonido de los sueños de mi adolescencia.
Como tantas otras agrupaciones de rock progresivo, Asia se convirtió en una puerta giratoria de los diversos miembros que conformaron sus distintas formaciones y que partieron de ellas bajo la argumentación que la mayoría de los artistas cita como "diferencias creativas". Wetton, como ya lo había hecho durante toda su carrera, terminó abocado a una serie de proyectos, componiendo nueva música y grabando producciones en vivo.
John podría haberse desvanecido en la oscuridad o largarse a tocar en modestos bares y casinos, pero en 2006 se reunió el Asia original. John Wetton, que había batallado con el alcohol durante años, había salido limpio y sobrio, listo para traer de vuelta su mejor proyecto. Aunque el álbum de 2008 no provocó ni por cerca el fenómeno cultural que causó en su debut, igual fue un éxito.
La canción de John "Una vida extraordinaria," describía acabadamente el aprecio a su segunda oportunidad en la vida y significaba tal vez el renacimiento de la banda, a punto tal que se convirtió en su éxito más comercial. "Amor eterno, o perdido en el camino. Las sonrisas y los ceños fruncidos, los altibajos de la fortuna yendo y viniendo. Los giros y vueltas, las lecciones aprendidas. "
El Asia reunificado y rejuvenecido sacó dos álbumes más con la formación original y uno más en 2014 sin Steve Howe. La banda vino de ciudad en ciudad para realizar el 19 de septiembre de 2014, un show estelar en el Teatro de los Rápidos, en las Cataratas del Niágara.
Tal como lo hizo cuando yo era un adolescente, Wetton me firmó un ejemplar del primer álbum de Asia, mi copia originalmente autografiada hacía ya tanto tiempo la perdí cuando una ex novia me dejó y la hizo desaparecer. De paso entrevisté a Wetton para una sección que tenía este diario, el recordaba nuestra conversación resultando esta nueva tan cordial y agradable como lo fué en 1982.
No puedo proclamar que Wetton era mi amigo personal, pero su música me ha calado profundamente. En un momento en mi vida fuí el chico con el inmenso poster de Asia en su habitación y la música de Wetton ha marcado momentos en mi vida.
La suya sin duda fue una vida extraordinaria.
TJ
Thom Jennings cubre la escena de música local para noche y día.
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HASTA CUANDO NOS ENCONTREMOS DE NUEVO...
Por JORGE ENRIQUE INGEGNIEROS
Elegí esta nota de Thom Jeggins para homenajear a John Wetton porque, salvando las distancias, lo que John representó para Thom es en cierto modo lo que me ha sucedido a mí. Esa dualidad entre la profesionalidad y el fan que pueden las personas llevar dentro cuando de sus ídolos se trata, en el caso de Thom como periodista y en el mío como programador de emisiones de radio. Por más que se quiera es imposible mantener la distancia entre la neutralidad y el apasionamiento.
Al igual que lo dice Thom no puedo de ningún modo alardear que John Wetton fue mi amigo, lógicamente porque de ninguna manera llegaría al mínimo de horas de vuelo de conocimiento indispensables para detentar tal categoría. Máxime cuando fue tan poquito lo que tuve en suerte de estar a su lado, en forma personal desde luego. Aúnque si se contaran los momentos que escuché sus canciones, sus hermosas creaciones y cuanto lo admire, por ello creo que sí podría decir que realmente fue mi amigo, dado que me acompañó durante muchos momentos de mi vida mientras transcurrió la suya. Yo también fui el chico del poster aúnque, si bien mi cuarto no tenía uno, si fue mi espejo el testigo de las veces que fuí John Wetton cantando sus canciones al escuchar sus discos. Las incontables veces que quise estar en el escenario interpretando "Rendezvouz 6:02" o "Starless" con su voz o al menos quizá haciendo coros o en un dueto imposible. Su música me acompañó en momentos de euforia y en momentos de angustia también.
Conocí a Wetton por esas maravillas del destino que me llevaron al rock progresivo y sinfónico. Pero no fué sino hasta cuando visitó por primera vez Argentina, cosa de lo cual me anoticié leyendo un afiche en Mar del Plata, que lo pude ver en persona, en vivo y directo. La ocasión fue en el Teatro Astral, allí como si se cumplieran mis sueños de muchos años estuve en primera fila al borde el escenario, no éramos demasiados debo reconocer dado que AC/DC tocaba en River y la verdad eso resultaba una injusticia. Pese a todo Wetton salió a escena y con toda su profesionalidad tocó de una forma impecable como si el teatro desbordara de público. Terminado el concierto esperé como todo fan en el hall y me fuí con su guitarrista charlando por Av. Corrientes, cuando estábamos por cruzar con el obelisco enfrente una persona se nos unió en la espera del semáforo. Yo no lo podía creer, era el mismísimo John Wetton, mi ídolo que me miraba sonriente y me saludaba. Embelesado los acompañé hasta la entrada del Hotel República, fueron treinta o cuarenta metros de gloria para mí. Nos saludamos, le deseé un feliz descanso no sin darle la bienvenida a nuestro país. Al día siguiente fuí a la firma de autógrafos en la disquería de Alejandro Medina y Víctor Gospodinoff "The Musical Box" donde bajo la recelosa mirada de mi imperturbable amigo José Luis Castaño pude departir con John algunas amables palabras, conseguir un autógrafo e incluso hubo tiempo para que me comentara: "Yo hice algunas cosas con esos muchachos", refiriéndose a unos vinilos que yo portaba bajo mi brazo, se trataba de Uriah Heep y de Wishbone Ash. Tal como lo que era, un verdadero Gentleman, se tomó un par de fotos que mi hijo Christian nos sacó. Mi alegría era infinita, hoy forman parte de las memorias de un viejo rocker.
La vida de John fué extraordinaria, como la tuya o la mía. De lo alto de las marquesinas al llano de la desesperanza, quizá en ambos extremos regada en exceso con el alcohol. Lo cierto es que le puso letras mayúsculas al impacto cultural que atravesó esas fronteras que ridículamente tiene nuestro mundo, demostrando que en realidad no existen.
Nos encontraremos de nuevo, John.
JEI
Jorge Ingegnieros
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