El cantante británico se presentó en el Lawn Tennis Club el jueves, en el marco de su gira “Breakfast in America”. Tocó muchas canciones de su carrera con Supertramp.

“Cada concierto es como un viaje por mi vida”, dijo Roger Hodgson después de abrir su show en Buenos Aires, el jueves 19 de abril en el Lawn Tennis Club. Y una prueba de eso fue la diferencia generacional que hubo en el estadio: abuelos que llevaron a sus nietos, padres con sus hijos y adolescentes que por más que todavía no habían nacido, cantaron las canciones mejor que nadie.

La primera parte del show tuvo grandes éxitos de Supertramp, banda de la que fue miembro fundador: “Logical song”, “Breakfast in America” y “School”; y hubo pocas canciones de su etapa solista, como “Death and a zoo”, “In jeopady”  y “Along came Mary”.

La organización tuvo varios baches, y se notó que era el primer show que se hacía en el lugar: casi nadie (ni siquiera quienes tuvieron credenciales importantes) supo indicar cuál era la puerta de entrada para cada sector, y hasta los acomodadores –que también se encargaron de cortar las entradas- estuvieron perdidos. Más allá de eso, el nuevo espacio le sentó bien al recital, y el sonido y la iluminación fueron impecables.

Sobre el escenario hubo dos teclados (uno de Hodgson, que además tocó el piano de cola y una guitarra de doce cuerdas; y el secundario de Kevin Adamson), la mesa de trabajo de Aaron Macdonald (al mando de los vientos y las panderetas), la batería de Bryan Head y el bajo de David Carpenter, a quien le apuntó un ventilador turbo que desentonó un poco con el resto del decorado.

El británico –quien tocó esta semana en Córdoba y Rosario, y hoy estará en Mendoza- habló mucho, se burló de su español precario y confesó que tiene ganas de venir a vivir a la Argentina. Recibió regalos de sus fanáticos (algunos ramos de rosas y una bandera enorme para la que va a tener que comprarse “una valija nueva”) y admitió que si hubiera conocido nuestro país a los 17 años, “Breakfast in America” se llamaría “Breakfast in Argentina”. “Escribí esa canción pensando en las chicas de California. Se nota que todavía no había venido acá, porque sino el título sería distinto”, dijo entre risas.

La segunda hora del concierto estuvo marcada en su totalidad por canciones de Supertramp: “Dreamer”, “Fool’s overture”, y para el cierre las festejadas “Give a Little bit” y “It’s raining again”, con el público desbordado de alegría.

Aunque las máquinas del tiempo sean cosas de ficción, todos los que estuvieron en el concierto (abuelos, adolescentes y niños), pueden afirmar que ese invento existe: ¿quién no se emocionó con las canciones de Roger Hodgson, hace décadas, y también el jueves en Buenos Aires?

ABRIL 2012