16 de marzo de 2016

KEITH EMERSON: Enigma sin fin

ICONOCLASTA The show that never ends

Desde todos los puntos geográficos, conforme nuestro mundo gira, viajara por siempre la música de quien  naciera el 2 de noviembre de 1944, en Todmorden, Lancashire, Inglaterra, y que de niño aprendió a tocar el piano con orientación a la música clásica europea, de la cual derivó una inmensa inspiración para crear su estilo propio, combinando los clásicos, el  jazz y rock en sus obras. Como ejecutante de órgano Hammond, encontró en 1969 una oportunidad para colaborar con Robert Moog, y trabajó con su invención, el Moog modular, un sintetizador analógico siendo el pionero en hacer una gira con uno de estos sintetizadores.
Si se hiciera un análisis estilístico en su evolución con respecto a los teclados, se puede apreciar que logro llegar a un equilibrio magistral combinando sus solos de piano más  espectaculares con el uso del Moog Polifónico que lo llevaron a cimas del Rock Sinfónico hasta hoy no igualadas. Desde el punto de vista armónico es notable su uso de cuartas, muchas veces en el estilo de Bela Bartok o Alberto Ginastera, compaginándolas en la partitura con métricas no comunes en el Rock como 5/4, o 10/8. 
Un alma gentil cuyo amor por la música y pasión por su trabajo como tecladista, lo llevaron a la 
 búsqueda de la perfección para brindársela a, nosotros sus admiradores, afan que lo arrastro a tomar la más trágica decisión.
Este es el homenaje de Big Bang, un show que nunca termina, a un iconoclasta:

KEITH NOEL EMERSON. Vaya entonces: Una fanfarria para un hombre común.

 



Audio: Una danza creole

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