Ray Bradbury:
"El hombre aterrizará en Marte dentro de 30 a 40 años"
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Visitar Marte
En 2007, la nave Phoenix de la NASA viajó al espacio con una serie de copias digitales de textos de varios popes de la ciencia ficción, entre ellos, la obra cumbre de Ray Bradbury.
La iniciativa de la Sociedad Planetaria concluyó un año más tarde con la instalación de una cápsula del tiempo en Marte, que contiene un mini DVD con las novelas, además de pinturas y canciones sobre el planeta. También se dejó el nombre de 250 mil personas. En la foto que tomó Phoenix se puede ver al disco junto a una bandera de los Estados Unidos.
Vivir en Marte un viejo sueño.
Crónicas marcianas es una serie de relatos del escritor estadounidense Ray Bradbury. Los relatos carecen de una línea argumental lineal fija, pero la referencia contextual y temporal es la misma en todos ellos. Narra la llegada a Marte y la colonización del planeta por parte de los humanos, que provoca la caída de la civilización marciana y la extinción de sus habitantes.
Publicado en 1950, Crónicas marcianas (reconocido junto a Fahrenheit 451 como uno de los mejores libros de Bradbury), abunda en descripciones poéticas y melancólicas de Marte y los marcianos, y de la sociedad estadounidense en la época de Bradbury. Si bien el libro se titula Crónicas marcianas, en él se tratan temas perennes de toda la humanidad: la guerra y el impulso autodestructivo del hombre, el racismo, tanto hacia los marcianos (Fuera de temporada) como hacia otras personas (Un camino a través del aire), y la pequeñez del hombre ante la naturaleza y el universo (Los hombres de la tierra, Vendrán lluvias suaves).
Como influencias en la estructura del libro, Bradbury ha mencionado a Winesburg, Ohio (de Sherwood Anderson) y a The Grapes of Wrath (de John Steinbeck).
Crónicas marcianas fue publicado en Gran Bretaña en 1951 bajo el nombre The Silver Locusts con algunas pequeñas diferencias: La historia Usher II se quitó para agregar en su lugar The Fire Balloons ("Los globos de fuego").
El prólogo de la edición en español fue escrito por Jorge Luis Borges.
En él se dice de Marte:
"Sobre el planeta rojo –que su profecía nos revela como un desierto de vaga arena azul, con ruinas de ciudades ajedrezadas y ocasos amarillos y antiguos barcos para andar por la arena".
Jorge Luis Borges, Prólogo de Crónicas marcianas
Para siempre en Marte.
La Phoenix se congeló a los cinco meses, pero la NASA ya estaba trabajando en su siguiente misión, a cargo del Curiosity, que a mediados de agosto llegaría a Marte. Para ese día, Bradbury había accedido a grabar un mensaje, que al final nunca realizó.
Tras su muerte, el director de la Sociedad Planetaria, Lou Friedman, propuso hacer un tributo para compensar y, a la vez, homenajear al genio de la ciencia ficción: llamar al sitio donde aterrizará el Curiosity, cerca del ecuador marciano, como "Estación Conmemorativa Ray Bradbury".
Sentir y ver, el viento y el polvo marciano, una realidad.
Desde su primera edición, en 1950, al abrir el libro Crónicas Marcianas se lee: "A mi mujer, Marguerite, con todo mi amor". Marguerite falleció en noviembre de 2003, dejando una tristeza profunda en el escritor que ha hecho a generaciones ver, oler y escuchar la roja superficie de Marte, décadas antes de que la primera nave proveniente de la Tierra se posara en el cuarto planeta del Sistema Solar.
Son precisamente los relatos de ese primer texto -que Marguerite llamaba "el libro de mi vida"- los que parecen estar haciéndose realidad. El robot explorador Espíritu -el segundo enviado por la Nasa a Marte después del Pathfinder en 1997-, aterrizó con éxito en el planeta rojo, avanzando un paso más en el anhelo de que el ser humano llegue un día a la superficie marciana.
Invitado de honor.
No es extraño entonces que, con esa idea en mente, los expertos de la Nasa invitaran a Ray Bradbury a presenciar el aterrizaje del robot. A él se le encargó, además, el honor de ser el primer y principal orador y anunciar el éxito de la misión. Frente a una audiencia de unas mil personas, el escritor describió su emoción y narró las primeras ideas que tuvo en su infancia sobre el planeta rojo. Bradbury contó cómo pensaba que sería la futura exploración de Marte.
Considerando que Crónicas Marcianas fue escrito hace más de 50 años, las fechas que usted establece no están tan lejos de la realidad. ¿Le ha sorprendido la cercanía entre lo que usted narró y lo que ahora está pasando?
La verdad es que en parte sí. Cuando comencé a escribir imaginé que el hombre llegaría a la Luna recién a fines del siglo XX y ocurrió mucho antes, pero no imaginé que a Marte llegaríamos tan pronto. Por eso, en las ediciones de las Crónicas Marcianas que han aparecido en años recientes, cambié las fechas y las moví hacia mediados del siglo XXI. Hay que reconocer que mis fechas estaban todas equivocadas.
¿Cómo imagina que será la exploración de Marte?, ¿cree que llegará el hombre hasta allá?
¡Por supuesto!, pero va a ser muy lento, muy lento, porque en este momento no hay políticos de ningún sector que se preocupen de los viajes espaciales, así es que tendremos que esperar unos 30 a 40 años para que llegue un hombre en carne y hueso a Marte. Pero estaremos allá, definitivamente.
En sus textos hay momentos hermosos, como la aparición de los primeros árboles en Marte, pero también describe la destrucción de vestigios del pasado marciano o la acumulación de basura.¿Teme que se cometan errores similares en Marte o ve un futuro esperanzador?
No siento temor acerca de nuestras acciones. Cuando escribí Crónicas Marcianas yo estaba describiendo el impacto de la llegada de Hernán Cortés a México, era una metáfora de la destrucción ocurrida 400 a 500 años atrás.
No creo que vayamos a hacer algo similar en Marte. Lo que yo buscaba era advertir a la gente que -sin importar dónde vamos- debemos comportarnos mejor que como lo hicieron Cortés o los primeros inmigrantes europeos con las tribus nativas de América. Pero era un cuento de hadas y fui yo el que pobló a Marte para contar mi historia. No hay marcianos allá nosotros somos y seremos los marcianos, por eso debemos comportarnos bien con nosotros mismos.
¿Piensa que los futuros exploradores tomarán como referencia sus textos para no cometer los errores que usted describió?
Indirectamente, quizás. Mis cuentos son pura fantasía, pero si alguien puede aprovecharlos como una lección acerca del comportamiento del ser humano, sería algo muy bueno. Tenemos que pensar que Marte hoy está vacío y que, cuando lleguemos allá, debemos desprendernos de todos los conflictos, guerras y conductas perjudiciales, tal como ocurrió cuando se llegó desde Europa a América, dejando atrás las influencias negativas de ese entonces para crear una cultura propia. Haremos lo mismo en Marte: estaremos lejos de la Tierra y de sus problemas, y así tendremos una oportunidad para comenzar de nuevo. La humanidad tendrá una nueva oportunidad en Marte.
¿Un Marte verde y con agua corriendo por su superficie?
Sí, si es eso lo que queremos. Pero será una decisión de quienes lleguen allá.
¿Y cómo será ese proceso?
Será lento, nuestra primera llegada a Marte será muy primitiva, como fue el primer aterrizaje en la Luna. Luego, empezaremos con pequeños asentamientos humanos y muy gradualmente levantaremos ciudades. Pero nos tomará cientos de años.
¿Aún sueña con ir allá?
¡Toda mi vida lo he soñado!, ¡toda mi vida! Cuando muera, quiero que me cremen, que pongan mis cenizas en un tarro de sopa de tomate ¡y me entierren en Marte!
¿Cree usted que lo recordarán como uno de los autores que nos hizo conocer la superficie roja de Marte antes de que el hombre llegara allá?
Así lo espero. Quizás tomen algunos de mis libros y los lleven con ellos, quizás se rían de lo inexacto que fui y quizás mis cuentos sean leídos por niños pequeños en el mismo Marte dentro de unos cien años o más. Me gustaría que así fuera.
Usted dedicó las Crónicas Marcianas a su esposa, Marguerite, ¿cree que ella estaría feliz de ver cómo avanza la exploración de Marte?
Ciertamente estaría feliz, muy feliz. Ella fue mi inspiración, mi amor y el centro de mi vida. Ella se casó conmigo cuando yo estaba comenzando, cuando no tenía ni un peso en el banco y muy pocos prospectos de tener trabajo. Marguerite tipeó los primeros manuscritos de Crónicas Marcianas. Si ella no hubiese estado conmigo, el libro no hubiese sido escrito.
Pero usted no ha parado de escribir
No, en los últimos 70 años he escrito cada día de mi vida. Acabo de terminar una serie de historias para un libro que saldrá dentro de unos seis meses
¿Sobre Marte?
No, no son acerca de Marte, ni acerca del espacio. ¡Esas ya las escribí todas y no creo que tenga que volver a escribirlas otra vez!
Curiosity, otro paso sobre Marte, o mejor dicho un paseo en carro.
Según los científicos norteamericanos, el cráter marciano donde descendió el robot de la NASA es similar al desierto de Mojave, California. "Es un paisaje terrestre", aseguran
"La primera impresión que se tiene de este paisaje, al mirarlo, es que parece terrestre", comentó el científico en jefe John Grotzinger, del Instituto de Tecnología de California.
Durante la noche, el explorador asomó su cabeza por primera vez desde que se posó en el cráter Gale, echó un vistazo alrededor y transmitió numerosas fotos en blanco y negro que serán conjuntadas en una panorámica.
La sonda, que tiene el tamaño de un coche, transmitió las que han sido hasta el momento las mejores imágenes de su destino desde que se posó el domingo en suelo marciano tras un complicado descenso. En los últimos segundos, el Curiosity fue bajado hasta suelo marciano con cables desde una nave con cohetes.
En las fotografías más recientes, Curiosity apuntaba sus cámaras hacia el horizonte del norte marciano. En su alrededor estaban las marcas de erosión que dejaron en la superficie los chorros de gas de los impulsores, lo cual levantó una nube de polvo. Había preocupaciones de que el Curiosity quedara muy cubierto de polvo, pero no fue el caso, según los científicos.
"Vemos una capa delgada de polvo (sobre la sonda), pero no es nada grave", señaló Justin Maki, científico de imágenes en el Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA. La misión tiene un costo de 2.500 millones de dólares y es dirigida por el Laboratorio.
Los científicos están emocionados por unas zanjas ya que Curiosity podría dirigirse a ellas y comenzar a tomar muestras cuando comience la fase científica de la misión.
Desde su descenso, Curiosity ha transmitido imágenes de baja resolución tomadas con pequeñas cámaras bajo el chasis y una cámara en el extremo de su brazo robot, que continúa plegado. También transmitió un video de baja calidad sobre los últimos dos minutos y medios del descenso.
Durante sus siete peligrosos minutos de inmersión en la atmósfera, Curiosity se deshizo de varias piezas. El martes, los científicos vieron la primera fotografía de esos despojos, a vista de águila: la nave orbital Mars Reconnaissance Orbiter pasó sobre el sitio de aterrizaje y descubrió la sonda y las partes dispersas.
"Es como una foto de la escena del crimen", dijo Sarah Milkovich, una científica del Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA.
http://mars.jpl.nasa.gov/msl/
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