28 de abril de 2020

Despacio y constante, como hormigas-AKENATHON

Segundo album de la banda de La Plata. Esperaron 10 años para brindarnos el disco del año 2020.
Reseña de Akenathon – ‘Como Hormigas’ (2020)
por
Eva Plaza
 
26 abril, 2020
 

Banda: Akenathon

Álbum: Como Hormigas

Publicación: Enero de 2020

Procedencia: La Plata, Argentina

Sello: VIAJERO INMÓVIL Records

Reseña: Eva Plaza

Como Hormigas es el segundo álbum en estudio de la banda argentina Akenathon, que se publica diez años después del primero.

Como Hormigas se configura con ocho canciones, siendo seis de ellas instrumentales, y que ofrecen una clara proyección sentimental. El refinado gusto por la música y la melancolía se entrelazan para formar melodías tan expresivas que no están únicamente en las partituras, y que se expanden hasta casi materializarse en lo tangible.

Este registro me recuerda en cierta forma al proyecto madrileño October Equus, por esa mezcla de música clásica contemporánea y la connotación angustiosa que se le imprime al compás. Dicho esto en el buen sentido, pues admiro a October Equus.

Como Hormigas se inicia con el tema que da nombre al álbum. ‘Como Hormigas’ da la bienvenida con unos teclados ambientales e incluso espaciales. Las cuerdas y percusión hacen acto de presencia, dejando cabida a un djent que dura segundos y que es la antesala de las labores vocales. Instrumentalmente se va dibujando una armonía que conjuga diversos estilos, como tango, jazz o hard rock. Esa miscelánea sonora presume de poderío y es capaz de emerger en primer plano.

Cuando piensas que el viraje sonoro no puede ser mayor, ‘Irresistible Tic’ se muestra como un torbellino de ideas y de cadencias sonoras sin precedentes en el trabajo. La antítesis a ‘Irresistible Tic’ lo ofrece la calmada ‘Punta Del Diablo’, aunque pasado el ecuador de su duración ofrece movimiento nuevamente.

La poética pieza ‘Vuelos’ es un torbellino de matices. Si bien la voz aparece poco tiempo después de unos minutos, podría decirse que se trata de un tema instrumental. El corte cambiante lo aproxima a un jazz de movimientos etéreos, y, aunque no comparte género con éste, sí que tiene su mismo espíritu improvisado.

Yo diría que en ‘Vanka’ el bajo luce un papel protagonista. Hay veces en las que el estilo se acerca a unos The Aristocrats, aunque hacia el final hay unos contrapuntos conducidos por la guitarra que me recuerdan a los italianos Progenesi.

‘Sopa de Hueso’ consigue esa codiciada sensación de fluidez, ese equilibrio en el que todo está estudiado y sin embargo fluye en un constante. Deja cabida también a unos minutos de elocuencia vertiginosa que lo convierten en uno de los mejores temas del álbum. El tema ‘Enigmas’ sigue la estela de la canción anterior.

El disco cierra con ‘Zumac’, que al principio es pausado y me recuerda a Mike Oldfield. Más tarde, una mayor psicodelia hace acto de presencia.

En resumen, Como Hormigas de Akenathon se convertirá en uno de los mejores trabajos de 2020. Escucha muy recomendada.

 

Tracklist:

1. Como Hormigas 08:58
2. Irresistible Tic 05:06
3. Punta del Diablo 05:12
4. Vuelos 06:53
5. Vanka 06:30
6. Sopa de Hueso 09:13
7. Enigmas 06:19
8. Zumac 06:28

 

Formación:

ANÍBAL ACUARO – Guitarra y voz
GUILLERMO ROCCA – Batería y voz
PABLO OLIO – Bajo y voz

Reseña por: Eva Plaza - Directora

Publicado en : keepthedreamaliveprog.wordpress.com

 

AKENATHON | El camino menos transitado


La banda de rock progresivo editó “Como hormigas”, su segundo disco en casi dos décadas porque lo bueno lleva su tiempo.

 

 

Por Ramiro García Morete

“Sin cenizas ni dolor, la esperanza de ser”.  La primera vez que ensayaron con Pablo Olio -un puñado de años atrás- el bajista pidió que se juntaran aparte para trabajar los temas. No hacerlo por dinero no significa que no trabajar. No alcanzan las dos horas semanales en la sala de La Loma. Ni ser meticulosos y complejos significa ser estrictamente académicos. “No me importa si es 6×8 o 2x 4, a mí me interesa lo que siento”, dijo alguna vez -palabras más, palabras menos- el baterista Guillermo Rocca ante algún comentario irritantemente intelectual. Claro que hay cabeza y pensamiento, aunque no tanta letra: no hace falta, la guitarra dice cosas.

Trabajo era subirse décadas atrás al 202 o el 214 vendiendo guantes mágicos o cepillos de dientes. Por entonces Aníbal no era médico aún, pero seguramente ya había espantado a alguno profesor universitario con su cabellera hasta la cintura. Egresado del Industrial había agarrado recién a los 18 la criolla que su hermana dejó al igual que un consejo: “Pedile a ese compañero tuyo que te grabe la discografía de los Beatles”. Puede que haya pasado dos o tres años sin escuchar otra cosa. Sí había cambiado a una Mellow String y su profesor Sergio Videla lo acercaría a la distorsión de Deep Purple o Maiden.

Pero el gran giro del viaje se daría precisamente sobre aquellos bondis, a la par de dejar su banda heavy Entremuros acorde a su “tic irresistible”: dando un portazo. Pero otra puerta se abriría con Carlos Faloco, que además de ser un amistoso chofer tocaba la flauta y el teclado. Primero Spinetta y luego King Crimson ampliarían las posibilidades armónicas y melódicas su Pacific Strato. El resultado de esa sociedad edificaría una mezcla de sinfónico y progresivo que en el 2001 se concretaría como banda. La misma que sobreviviría a múltiples cambios de formación. Pero el género mismo, con sus narrativas instrumentales ajenas a las fórmulas y la síntesis del pop radial, enseña a ejercer la paciencia.  Y entonces sí, con la llegada de Pablo se encontró un equilibrio que derivaría en “Como hormigas”. El postergado segundo disco  conjuga con pericia ricos paisajes instrumentales, diversidad de patrones rítmicos y perfectos ensambles que no temen a incorporar casi inconscientemente elementos de la música de este lado del continente. Y con una premisa tácita que lleva el progresivo más a la expresión que al virtuosismo. Con casi veinte años de vida y la pasión intacta, Akenathon.

“Creo que la síntesis la tiró Matías González, que es el técnico de grabación de Argot -introduce Anibal Acuaro, guitarrista y compositor-. Le gusta el nombre porque dice: la vienen luchando como hormigas, haciendo un caminito. No  lo había pensado por ahí y tiene otro sentido”. Y expresa: “Para mí en lo personal significa una meta que estaba esperando hacia muchísimo. Tardó pero  considero que fue en un un momento en el que por suerte pude estar a la altura. No sé si en otro momento hubiera estado preparado. Por eso lo que significa es un crecimiento de la banda, de los músicos y del grupo humano”.

Respecto al audio, en el que básicamente dialogan los tres instrumentos, “tiene como premisa poder representarse en vivo. Porque yo tengo muchos chirimbolos y cachivaches para agregar. Me tienen que parar”.

“Punta del diablo” tiene una cadencia “uruguaya”, “Zamac” remite a una chacarera, “Irresistible tic” posee algo rioplatense. “Se filtra solo. Me decían de lo tanguero de ‘Sopa de huesos’. Hay cosas que soy más consciente, como cuando por ejemplo tomamos algo de Pink Floyd. Pero eso sale solo y la vedad que ayuda a la impronta de la banda”.

El género suele confundir a los menos entendidos. Para Acuaro la música dice cosas y no hace falta apelar a la letra necesariamente. “Son un encadenamiento de melodías. Pero el desprevenido lo toma  como solos”. Y extiende respecto al lugar de la voz: “A veces a lo que dice la guitarra alcanza. Nosotros por supuesto tratamos de inventar una historia detrás, Nos alcanza para pensar las intensidades  y  la dinámica”.

Con planes de tocar bastante este año, Acuaro explica la constancia: “Hay que tener claro que esto no te va a dar guita. Esto es para nosotros, para pasarla bien. Y hacer lo que siempre quisimos hacer. La otra vez nos hicieron una crítica muy técnica. A mí me gusta. Pero los chicos decían: se olvidó de todo lo que sea corazón. El flaco es un académico y me gusta. Pero eso no lo pensamos cuando vamos a tocar”.

 

Diario Contexto - Feb 19, 2020

 

 

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